Racismo-Etnocentrismo.
Asimetría entre racismo y etnocentrismo significa que todo racismo se fundamenta en un etnocentrismo pero no todo etnocentrismo adopta la forma de un racismo. Por ejemplo, la globalización neoliberal de los 80 y los 90 generó desocupación, miseria y exclusión social. El Estado regulador y protector del más débil prácticamente desapareció y quedaron indefensos millones de seres humanos desfavorecidos ante el poder arrollador del capital que se concentraba cada vez en menos manos. Así pues, además de la falta de trabajo, además de la reducción al mínimo del poder adquisitivo de los trabajadores, además de la desocupación, de la falta de vivienda, de los desalojos, se fundieron las obraas sociales, los hospitales dejaron de recibir las partidas presupuestarias neceasarias para su mantenimiento, las escuelas también, el acceso a la salud y a la educación se fue convirtiendo en un privilegio de aquellos que se iban salvando como podían. Las víctimas de esta reorganización de la economía capitalista globalizada no eran seleccionadas por su etnia, por su color de piel, por sus creencias religiosas, etc.
Entre los desocupados había morochitos y rubiecitos, en las colas de los hospitales para ser atendidos dentro de tres o cuatro meses había gente de todo tipo, blancos, negros, aborígenes, mestizos, mulatos, etc. La exclusión social del neoliberalismo, que nosotros vivimos en los 90 de un modo muy desencarnado y todavía estamos pagando las consecuencias, no hizo diferencias raciales.
La globalización neoliberal contemporánea es un proyecto etnocentrista (el centro son los ocho países económicamente más poderosos de la tierra y, dentro de ellos, a su vez, los sectores más favorecidos, y las oligarquías nativas y la periferia somos nosotros: los sectores medios y populares de los paises dependientes), pero si bien es un proyecto etnocentrista, no es racista, al menos explícitamente. Ese proyecto recibe con los brazos abiertos a negros que lo sutenten (Condoleza Rice, por ejemplo), a judíos comprometidos con el mismo (el general Sharon, por ejemplo), a jeques àrabes de los feudos petroleros en manos inglesas y yanquis, no discrimina a la gente por ser negro, judío o árabe, como lo hace el ultraderechista Le Pen en Francia. La discriminación de este nuevo proyecto etnocentrista es entre ricos y pobres, no importa que color de piel, que creencias tengan unos y otros.
Espero que se haya entendido esto que lo vivimos en este mundo contemporáneo.
Saludos cordiales.
jueves, 5 de junio de 2008
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